sábado, 14 de noviembre de 2009

NO SOMOS ÁNGELES


De vez en cuando nos encontramos con películas que, sin poder ser catalogadas como obras maestras, nos dejan un grato recuerdo que nos impele a visionarlas de nuevo en cuanto se da la ocasión. En mi caso, "No somos Ángeles" de Neil Jordan se encuadra en esta tipología de pecados fílmicos confesables.
De acuerdo que las interpetaciones de Robert de Niro y de Sean Penn, están pasadas de rosca, y que hay trucos de puesta en escena que son un poco forzados, pero quizá por no ser una película perfecta se la tiene aun más cariño.

Ambientada en unos grises años 30 en la frontera de EEUU con Canada, Neil Jordan nos relata un cuento de dos reclusos que tras huir de una prisión tienen que disfrazarse de sacerdotes católicos para integrarse en una pequeña comunidad y pasar desapercibidos a los ojos de la ley.Estos pícaros ven trasformadas sus vidas al tener que adoptar las vestimentas y las actitudes de la orden monacal en la que se integran


Una película donde la causalidad o casualidad de los milagros se manifiesta en hilarantes escenas surgidas de un ingenioso guión escrito por Davis Mamet, en donde los personajes sufren una progresiva transformación tras los increíbles sucesos que les acontecen.

¿Quién dijo que el hábito no hace al monje?

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